Saben cuando alguien te dice cosas como ‘de los errores se
aprende’, ‘lo que no te mata te hace fuerte’, ‘perdona pero no olvides’,… ¿? bueno,
yo he llegado a pensar que todo eso se reconsidera cuando existe la opción de
regresar al pasado, o simplemente borrar tu memoria. Si, así como ocurre en la película
Eternal Sunshine of the Spotless Mind, donde se realiza un tratamiento de Borrado
de Memoria Seleccionada, donde eliminas cualquier recuerdo, vivencia, o situación
que hayas experimentado así sea de manera personal o con alguien más. Pues así,
te planteó la incógnita: ¨¿eliminarías cualquier recuerdo de alguien
especifico, de haberse conocido, interactuado, e incluso (más incluso) enamorado?¨. Para mí
la respuesta en estos momentos es muy clara: si lo haría. Borraría desde el
momento en que nos dijimos un simple ‘Hola’, hasta el último beso que no querías
entregar. Los recuerdos, aunque sean especiales, únicos e irremplazables,
duelen mucho más que la ausencia, porque son los que te acompañan día a día,
los que te entregan al insomnio descarado de cada noche, los que te llevan de
nuevo a esos momentos que quisieras olvidar… o borraría solo aquellos instantes
en que me sentía miserable por tus acciones, por tus excusas inverosímiles que
yo creía aun cuando no creía, por tu silencio y tu miedo a no ser mala persona,…
o mejor me quedo con esos recuerdos, así tendría una excusa para odiarte…
aunque nunca podre odiarte. Mejor elimino todo: dolor, lágrimas, sonrisas,
besos, charlas, música, juegos,… ¨No
llegues a mi vida si tienes la intención de irte¨, ojala las palabras
conjugaran con las acciones. Adiós. Fue agradable conocerte y el resto.
Por eso lo digo, benditos los olvidadizos. Aquellos que no
recuerdan, que olvidan y siguen adelante. Nada afecta, a nadie afectan. Y cito
el poema de Alexander Pope, que refleja aquello que intenté expresar:
How happy is
the blameless vestal’s lot!
The world
forgetting, by the world forgot.
Eternal
sunshine of the spotless mind!
Each pray’r
accepted, and each wish resign’d
Y una traducción algo fiel al poema:
¡Cuán felices son aquellos que viven sin
culpa!
Ellos se olvidan del mundo y son
olvidados por éste.
¡El eterno resplandor de una mente sin
recuerdos!
Que solo acepta sus oraciones y rechaza
sus deseos.
Y con la excusa de que el destino nos tiene preparado lo
mejor, como un tonto espero encontrarte otra vez, y volverte a conocer, y empezar
de nuevo…